Yo huelo el aire salado del océano,
antes de ver el agua.
Oigo las gaviotas gritando como bebés,
mientras que planean por encima de mi cabeza.
Miro las palmeras bailando en la brisa,
se balancean de un lado a otro.
La arena se siente caliente bajo mis pies;
es una manta suave y blanca.
Finalmente, yo veo el océano brillante.
Brilla en el sol como mil diamantes,
y me invita a saltar en el mundo lleno de asombro.